Lo mejor de ambos mundos. Reflexiones comercio y Covid-19

Nos encontramos a las puertas del final de la desescalada. Un escenario lleno de incertidumbres que los comerciantes llevamos varias semanas afrontando con sensaciones encontradas. Después de dos meses en los que casi el 65% de los negocios estuvieron cerrados a causa de la declaración del Estado de Alarma, las 6.000 empresas de comercio minorista de cercanía -y las miles de familias que hay detrás- hemos vuelto con ilusión y también con temores.

Es verdad que algunos nunca se fueron. De hecho, el ejemplar compromiso con la seguridad de los comercios de primera necesidad, su ingenio para atender por teléfono o WhatsApp a miles de personas o sus repartos puerta a puerta a muchos enfermos, mayores y familias han sido una nueva prueba de la importancia de contar con comercios cercanos al cliente, tanto en su aspecto físico como emocional.

Ahora, como otros sectores económicos, enfrentamos la realidad de tener que minimizar el impacto económico del Covid-19 y evitar sus temibles consecuencias en términos de destrucción de empresas y empleos. Además, no podemos olvidar que el comercio local no es sólo un agente económico, sino que cumple un papel vertebrador de nuestra comunidad como se ha demostrado en el momento más agudo de la crisis sanitaria. La desaparición de una pequeña tienda no es sólo una pérdida de unos cuantos puestos de trabajo, sino que daña el tejido comercial de una calle, un barrio, un pueblo, una ciudad, con lo que esto significa de seguridad, sociabilidad, servicio y luz. Si los cierres son continuos y afectan al pulso comercial de una zona, la regeneración es difícil. La espiral del silencio se acelera ante la imagen de una persiana bajada.

El sector comercial de Navarra afronta en los próximos meses una dura realidad: evitar el cierre masivo de negocios. La ilusión y el esfuerzo con el que los empresarios del comercio especializado (textil, calzado, deportes, complementos, etc.) tratan de adecuarse a los nuevos tiempos, no oculta que deben enfrentar las consecuencias de dos meses sin actividad -mientras se permitía la venta online de cualquier producto-, la cancelación en primavera y verano de todo tipo de eventos -bodas, comuniones, graduaciones, fiestas, etc.-, y un consumo a medio gas.

Los diferentes paquetes de medidas económicas, fiscales y sociales que han adoptado hasta ahora el Gobierno de España y el de Navarra han sido bien acogidas por pymes y autónomos, pero no son suficientes. Además, esta crisis llega cuando todavía el comercio local no ha acabado de remontar en muchos casos la terrible crisis de 2008.

Los  empresarios asumen con responsabilidad la adopción de aquellas acciones que les permitan intensificar su adaptación a los nuevos modos de consumo, pero la Administración no puede dejar al sector abandonándolo a su suerte. Al contrario, el comercio local debe estar presente en el nuevo Plan Reactivar Navarra con presupuestos detallados y objetivos concretos. No hablamos de decenas de millones de euros, pero sí de partidas que vayan más allá del aliento verbal.

Desde Comerciantes de Navarra, que agrupa a 27 asociaciones y 1.900 locales, sabemos muy bien que los empresarios debemos avanzar de manera decidida en el mundo digital. El servicio online y en tienda son complementarios y el comercio de cercanía tiene que trabajar en plataformas que faciliten la entrega de productos a domicilio, la venta online y/o herramientas de gestión que hoy ya resultan del todo imprescindibles. Muchos comerciantes llevan años trabajando en ello. Otros, sin embargo, siguen necesitando de apoyo para adaptarse en poco tiempo a esta nueva realidad que ha venido para quedarse.

Las asociaciones, los ayuntamientos y las agencias de desarrollo local vamos a necesitar herramientas que nos permitan diagnosticar las necesidades y monitorizar la situación de las empresas para trasladar de manera eficiente soluciones frente a los retos a los que nos enfrentamos, agrupar respuestas y, en definitiva, facilitar la formación necesaria. No se trata de una tarea fácil, por eso necesitaremos, de forma extraordinaria, de apoyo para realizar esa labor de facilitadores de la transición así como en la promoción de soluciones colaborativas ante el reto digital. Todo ello sin olvidarnos, asimismo que, como ya se ha comenzado a hacer en otras Comunidades Autónomas, habrá que incentivar el consumo local.

Por supuesto, el sector comparte con autónomos y otras miles de pymes las medidas laborales y fiscales que está defendiendo la Confederación de Empresarios de Navarra (CEN) en cuanto a ERTEs de fuerza mayor, moratoria en el pago de impuestos, incentivos fiscales, exenciones en el pago de autónomos, etc. Hablamos de medidas necesarias para evitar que la falta de liquidez ahogue a negocios viables.

En definitiva, tenemos ante la nosotros la posibilidad de convertir este reto mayúsculo en una oportunidad para potenciar,  fortalecer, garantizar y adaptar el tejido comercial propio de nuestra cultura mediterránea a la era digital en la que ya vivimos. Podemos apostar por quedarnos con lo mejor de ambos mundos  o lamentar en el futuro no haber creído lo suficiente en que el comercio de cercanía es vida.